Crecí sobre
un campo rojo de amapolas,
en medio del
sentir… del dolor,
acompañada
de la tristeza y del llanto.
Con el son
de la guitarra de mi interior,
cantando las
imagines del desengaño,
sentada en
el sinfonier de la esperanza,
donde cada
primavera había nuevas historias
de amores y
desengaños.
Era mi
cuerpo tierra arada
donde las
semillas crecían sin presente ni pasado.
No faltó la lluvia, la luna, el sol…
y un poco de
aire para espolvorear el polen acumulado.
Cuando llegó
el otoño me vestí de gris azulado
y buscaba el
mar en un bosque aterciopelado
donde los
chopos y los eucaliptos sombra daban a mi pasado
enterrando
entre las hojas secas la desdicha
de aquellos
años tan marcados..."
María Sánchez/ octubre- 2017
Reservados los derechos
María Sánchez/ octubre- 2017
Reservados los derechos
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