Yo creía que vivía en la
cima
de un alto paraíso,
saltando de tejados en
tejados
y otras veces volando de nube en nube,
como juegan los pájaros y
los gatos.
En la mañana abrían las
flores sus pétalos
como se abren las almas
y abría mis labios
depositando mi mirada
en la orilla de su boca,
cuando los sueños
despertaban
volando con alas frágiles
y como una rosa aterciopelada
su risa, sutilmente,
entre besos me atrapaba.
El silencio de un pájaro
llamó mi atención
porque sobrevolaba una
ventana.
Tras el cristal, en aquel
rincón
se veía su silueta,
la cama donde nos
quisimos
y las sabanas aun revueltas.
Indiferente escondía el corazón.
Ni su mano alzo para
dirigirme
una palabra de perdón…
y quede sobre las tejas
llorando mi dolor.
Llevo esperando toda una
vida.
Desde entonces,
he perdido toda
esperanza.
Me balanceo entre sí una y otra vez
en mi propio columpio,
y cojo aire, para reconciliarme
con el espejo del tiempo
y el triste recuerdo del
ayer..
Ilusión ( M. Sánchez, 28-3-2012)
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